Soy partidario de hacer una salsa de tomate muy genérica, sencilla y fácil, así como hacer salsa de sobras para usos posteriores.
Ingredientes:
- Aceite.
- Sal.
- Azúcar blanco.
- Cebolla.
- Tomate triturado.
Preparación:
- En una cazuela verter aceite justo hasta que llegue a toda la superficie del fondo poniendo el fuego a medio-bajo.
- Cuando se haya calentado el aceite incorporar la cebolla cortada en trozos pequeños, añadir sal para que sude y tapar la cazuela.
- Dejar que se vaya pochando poco a poco removiendo de vez en cuando vigilando que no se queme.
- Cuando veamos que la cebolla se ha ablandado y ha soltado el líquido levantar la tapa y subir un poco el fuego para que comience a caramelizarse.
- Cuando esté casi caramelizada añadir el tomate triturado y algo de azúcar blanco para que el tomate pierda su acidez.
- Dejar freír el tomate removiendo de vez en cuando mezclando bien el tomate con la cebolla.
- Una vez listo vertemos el contenido en un chino y lo colamos bien con una mano de mortero hasta conseguir tamizarlo sin encontrar ningún trozo de cebolla.
- Ya tenemos lista la salsa.
Si hacemos cantidad de sobras siempre podemos colocar el resto en diferentes raciones y congelarlo para su uso posterior.
Es preferible hacer la salsa muy genérica y añadirle los diferentes condimentos como albahaca, orégano, aceite perfumado de ajo, etc..., dependiendo el plato que vayamos a hacer en el momento en que lo cocinemos, como arroz a la cubana, spagetti a la napolitana, etc...
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